Hace algún tiempo publiqué una hermosa frase de Pedro Prado (escritor chileno) que dice:
“Nadie escoge su amor, nadie el momento, ni el sitio, ni la edad, ni la persona…”
Y lo hice porque siempre me gustó cómo en un par de renglones, el autor le quitaba el velo de los ojos a los seres humanos listos, revelando una gran verdad que, viéndola de cerca y leyéndola con el corazón podría ponernos en paz con la vida definitivamente.
A esa frase, ya completa de por sí, le agregué 4 palabras más:
«No fue tu culpa.»
Que es mi conclusión acerca de esas sabias palabras de Pedro Prado, que para las personas que las comprenden son una cura.
Y resulta que con respecto a esa publicación una lectora me escribe lo siguiente:
«Tengo una relación de pareja desde hace mucho tiempo y ha sido un desastre, siempre creí que había sido mi culpa, que había hecho una pésima elección y me castigaba con ello. Ahora con tu publicación sé que no es así. Me siento libre. Gracias.»
Ella dijo la palabra clave: libertad.
Hay una gran libertad en el saber que no decides nada,
que no dispones de libertad.
¿Entonces quién elige por ti?
Pues quien manda.
Esa parte de ti que creó lo que es.
La Inteligencia Divina es quien elige tu amor para que sanes algo que traes en tu memoria. Sólo de esta forma puede darse el juego de la vida.
Y es que las cosas suceden por razones que no pueden ser entendidas por la mente, sólo aceptadas por el corazón. Vinimos al mundo con una memoria llena de información por limpiar, y esa información llega a la tierra a través de nuestros ancestros, familiares y de nosotros mismos.
Para limpiar esta información deposítala en manos de quien la puso aquí. Y para ello puedes decir:
«Inteligencia Divina limpia en mí las memorias que comparto con _______________ (nombre de la persona). Gracias, porque está hecho.»
De eso se trata, de liberarnos entre nosotros, y a través de nosotros.
Y si algo nos ha de quedar claro es que la Inteligencia que nos habita, no se equivoca. El mundo marcha como debe. O sea que todo está bien.
Nuestras relaciones son un gran regalo. Están allí sólo para que nosotros podamos corregir los errores que traemos en la memoria, perdonar las deudas con las que nace el alma.
Gracias por leerme.
Vivi
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