Un nuevo nivel evolutivo. Por Alicia Sánchez Montalbán

En nuestro camino evolutivo nos encontramos a veces con pruebas que regresan, con situaciones que ya vivimos en otros momentos y que nos resultan difíciles de sobrellevar. La vida nos devuelve a lugares en los que ya habíamos estado. Volvemos a vivir experiencias que ya pasaron y nos preguntamos qué está sucediendo, para qué todo esto, si se supone que ya lo habíamos superado…

 Lo que pasamos por alto es que la vida se reinicia constantemente y nos invita a avanzar en escalones evolutivos. En cada escalón las pruebas se repiten, pero nosotros podemos afrontarlas desde otro nivel de consciencia, porque todo lo experimentado en el pasado nos ha ayudado a ampliar la perspectiva. Podemos vernos a nosotros mismos con mayor amplitud. Podemos observar la vida con más sabiduría. Por eso nos resulta más fácil superar las pruebas que, en los niveles inferiores, nos parecían insufribles.

 Esa es la magia de la evolución de la conciencia: cada experiencia vivida nos hace más sabios y capaces de afrontar lo que tras ella llega.

 Así, en vez de oponernos a lo que nos sucede, podríamos aceptarlo, dejar de luchar interiormente contra ello, observarlo, para descubrir qué nos aporta, qué oportunidad evolutiva se esconde tras la situación que nos abruma.

 Cuanto más se amplía la conciencia, más fácil y rápida resulta la superación de cada prueba. Una simple comprensión basta: comprender lo que de verdad está pasando en nuestro interior, qué emociones se mueven, qué viejo patrón limitante se ha activado sin que nos demos cuenta. Esa comprensión nos animará a soltarlo, a liberarnos de una costumbre que ya no es la nuestra. Porque en nuestro nuevo nivel evolutivo, lo más importante es relativizar, quitarle importancia a lo que no la tiene, para salir con facilidad de los juegos del ego que causan sufrimiento.

 Somos capaces de avanzar en unidad con nuestras almas y, para ello, el camino se llena de obstáculos que, una vez superados, nos fortalecen. De eso se trata, de jugar a ser nosotros mismos desde el corazón, invitando a nuestras mentes a unirse a la fiesta.

Alicia Sánchez Montalbán