Cómo podemos mejorar. Momento a
momento, un pasito a la vez.
Por Isha
Queremos mejorar la calidad de vida de las personas, las
condiciones externas, pero también la capacidad de vivirlas, de disfrutarlas.
No nos damos cuenta cuán condicionados estamos por la educación, especialmente
la recibida en casa, en aspectos que imitamos desde edad temprana: ideas,
hábitos de sufrimiento, o al menos de no disfrutar y lamentarnos por lo que no
tenemos, y quejarnos, sin ver, sin valorar lo que sí tenemos, y de ese modo
cultivarlo. Si hacen memoria de las quejas que circulaban a su alrededor, tal
vez se encuentren con que están relacionadas con las propias, o como imitación
automática o como rechazo automático.
Más de una vez tengo la oportunidad de conversar esto con mis
estudiantes y nunca falta quien me diga: "me han enseñado que la vida es
para sufrir,
y simplemente es tan fuerte que no sé cómo cambiar esto". Y
yo te pregunto: ¿realmente te enseñaron eso o fue lo que tú percibiste? Tal vez
varias veces me hayas escuchado decir que todo es nuestra percepción.
La
mayoría de nosotras hemos adoptado los hábitos de nuestra cultura, alimentando
la mente subconsciente con temores y dudas que nos mantienen aferradas a los
patrones auto-destructivos que hemos aprendido a imitar. Sin embargo, siempre
están aquellas que han superado las dificultades de sus circunstancias, de pié,
como faros de inspiración, su presencia y logros susurrando: "Sí, se
puede", para el resto de nosotras. Waris Dirie me viene a la mente, la ex
supermodelo somalí que fue sometida a la circuncisión femenina y más tarde se
convirtió en una voz en contra de esta práctica ancestral.
Muchas veces, tanto mujeres como hombres, nos sometemos a la limitación
de los mandatos y las tradiciones de nuestro entorno sumisa y pasivamente, por
miedo y por necesidad de aprobación externa. Aprendemos cuándo es más fácil
abandonarse a una misma, en vez de pararnos en nuestro propio poder hablando
nuestra propia verdad. A veces, por miedo a perder la atención y el apoyo de
los que nos rodean, no nos animamos a ser lo que en nuestro interior palpita.
Cuando comenzamos a expandir nuestra conciencia, a abrazarnos y
aceptarnos a nosotros mismos, podemos empezar a revertir esta tendencia.
Llegamos a darnos cuenta de que a través de la eliminación de nuestras
creencias limitantes y la limpieza de nuestra ventana de percepción, estos
cambios internos generan entusiasmo y gratitud en nuestro entorno, y a su vez,
despiertan un estado de asombro dentro de nosotros que impregnará todos los
aspectos de nuestra vida.
Y no estoy diciendo que nada de lo que tenemos internalizado nos
sirva. Lo único que no nos sirve es aquello que nos hace sufrir e impide que
disfrutemos de la vida en su máxima plenitud, que es lo que merecemos por el
solo hecho de estar vivos. Este es el gran desafío para vivir en paz, en dicha,
en amor y armonía con nuestro entorno y el mundo que nos rodea.
Si aprendemos a apreciar más en lugar de quejarnos, podremos
vivenciar cómo el paraíso está aquí, en tu corazón, aquí, en el aquí en el que
te encuentres en cada momento en que te enfoques en ello. Lo mejor de todo esto
es que podemos decidir cómo vivir en cada instante de nuestra vida, aumentando
la calidad de nuestra experiencia, y todo a nuestro alrededor brillará con
ello. La libertad está en el corazón y la libertad experimenta su propia
perfección: la del amor.
El sufrimiento experimenta la dualidad, pero no podemos pelear
con eso, tenemos que amarlo y abrazarlo e ir más allá de ello, de esa
experiencia limitante, para poder encontrar la propia esencia verdadera, para
poder vibrar siempre en el amor, o Dios, o como la llames a esa energía
universal, al espíritu que todo lo es.
Para esto tenemos que abrazar nuestra experiencia humana y luego
cambiar de posición: lo que antes nos gobernaba y hacía sufrir desde una mente
enfocada en lo que está mal y crea sufrimiento interno, ahora es abrazado por
nuestra conciencia enfocada en el amor, viviendo la experiencia humana desde
ese lugar de conciencia, regidos por la sabiduría del corazón, que une, que
ama, en lugar de ser regida por los pensamientos obsesivos y limitantes basados
en miedo.
Habrá quien piense: ¿entonces tengo que negar mi intelecto, mi
inteligencia, y someterme sin saber? Nooooo, nada más lejano. Pero tienes que
dejar pasar lo que no te sirva de ellos. Que no te gobiernen esos pensamientos
que te lastiman o que lastiman a otros, que te llevan a actuar de una manera
que no eres en esencia. No te enganches en eso, cambia, elige qué pensar como eliges
el autobús que tienes que tomar de acuerdo a donde quieras ir. No te subes a
todos sin discernir ¿verdad? Pues elige amorosamente, y tendrás la claridad, la
creatividad para crear un mundo interno y externo mucho mejor, tal como lo
sueñas, tal como lo anhelas para tus hijos. Intentándolo las cosas no pueden
empeorar, ¿verdad? Prueba, no tengas un no automático que solo te deja en el
mismo lugar. Anímate.
De este modo comenzarás a ver ese lugar escondido en ti, ese
lugar en el que sientes que no eres lo suficientemente bueno o que no mereces,
ese lugar donde crees que tendrías que estar sufriendo. Eso es parte de la
ilusión también, esa voz que te dice: "hay algo que está mal, esto es demasiado
bueno para ser verdad". Eso es parte de la condición humana, pero en tu
evolución a ser lo mejor que puedas ser, más allá de lo imaginado en tu
capacidad de dar, de amar, de servir a otros, de ser amado, de sentirte dichoso
y feliz, de experimentar una creatividad sin fin y compartir esa abundancia y
riqueza con todos, verás que todo eso era una limitación que permitió tu propio
descubrimiento y autoconocimiento, llevándote más allá y experimentando ser
más. ¿Te animas? Vamos, somos cada vez más los que estamos experimentando esta
aventura de autodescubrimiento en el amor incondicional.
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