Por Isha
Diariamente hay gran cantidad de
situaciones en las que podemos sentirnos víctimas de acoso de algún tipo.
Escuchamos las noticias y vemos que Lady Gaga se reúne con el Presidente Obama
para pedir una nueva legislación, a fin de proteger a los niños víctimas del
bullying, acoso escolar y discriminación sexual que llevó al suicidio a un
adolescente. Todos estos eventos acontecieron en la semana de celebración
mundial de la Paz.
¿Qué es lo que hace que alguien
llegue a ese punto de desamor consigo mismo, de desesperación y
autodestrucción? ¿Cuántos de nosotros no hemos sentido acaso esa intensidad de
falta de autoestima, teniendo toda nuestra valía depositada en nuestro entorno,
en lo que los otros piensan o dicen, o actúan con nosotros?
Yo he conocido esos extremos.
Mi
miedo al abandono, producto de mi adopción, permanentemente me llevaba a ese
sentir. Son los juicios que tenemos con nosotros mismos, es ese lugar donde el
prejuicio o la discriminación de los demás hacen blanco en nuestra propia falta
de seguridad, valoración y amor.
Para mí, la única manera en que nos
podemos enfrentar al acoso de todo tipo, sea en el trabajo, en la escuela, en
nuestro entorno social, del tipo que sea, es aumentando cada cual, en relación
a sí mismo, la auto-valoración, la auto-estima, el auto-reconocimiento, y al
ser esto una experiencia individual, la podremos transformar en grupal.
Una mujer que se valora como tal y
está segura de sí misma, no permitirá ser acosada, o extorsionada por no ceder
al acoso en su lugar de trabajo, tendrá ante esa situación un no claro y
conciso por su respeto a ella misma y el conocimiento de sus derechos. Un niño
o un adolescente que se siente querido, aceptado y apoyado en su hogar, no
permitirá el maltrato verbal, psicológico o físico, siendo una víctima pasiva
de ello. En su lugar, hablará, denunciará ante los adultos lo que sucede y lo
que necesita. No creerá que hay algo malo con él, pues está amando, se siente
amado. Sus padres, con el ejemplo, enseñan esto, y la comunicación será abierta
y fluida.
Si ya has tomado contacto con tu
baja autoestima y te estás planteando aumentar la valoración de ti mismo al
expandir tu conciencia y dejar ir los miedos que te limitan y que tienen que
ver con la aprobación que puedas recibir del afuera, ya estarás abriendo las
puertas para encontrar el amor interior. El solo hecho de enfocarte en eso, en
ti mismo, en escucharte, en ser, es el primer paso para el cambio. Cuando uno
se ama a uno mismo, no anda ni comparando, ni preguntando - ¿me quieres más a
mí o a él?,- no. Ni siquiera se cruzan por la mente esas preguntas, porque
tienes tanto amor interno por ti mismo que no piensas, solo das esa riqueza,
ese amor, porque sabes y estás en contacto permanente con la fuente interna, y
conoces tu grandeza.
De modo que es en esto en lo que te
tienes que enfocar, siempre en valorarte, en conocerte más. Es imposible no
amarse así, y verás que, a paso seguido, te sentirás conectado con la fuente
del amor incondicional. Ese amor que yace en todo es una energía que solo busca
compartir y dar más amor, en la forma que sea, como sea que en tu hacer se
plasme. Y de ese modo te valorarás aún más. Este es el cambio que tienes que
poner como prioridad. Antes de cambiar algo externo o enfocarte en más de esto
o más de aquello, tiene que estar ese amor internamente.
Ya sé, a todos nos enseñaron que
eso es ser egoísta, pero no lo es. Yo no te puedo amar si no me estoy amando,
es una cuestión de sentido común, no te puedo sostener en tu grandeza si no
conozco la mía, yo no te puedo enseñar a nadar si yo no sé cómo hacerlo, porque
nos vamos a ahogar juntos.
Para poder dar amor, yo tengo que
ser abundancia de amor, en mí, en mi compartir, en mi pensar, en mi sentir, en
mi ser. Tengo que saber lo que soy, conocerme para darlo, así que cambia esa
percepción. Primero me elijo a mí, elijo la conciencia, elijo la sanación, y
luego me transformo en el amor, y entonces puedo sostener todo. Todo, en forma
abundante.
Pero cuando constantemente estamos
tratando de tomar del afuera, estamos perdidos, ni siquiera nos tenemos a
nosotros mismos. Necesitamos que alguien nos cuide, - ¿Quién me apoyará a mí si
yo no lo puedo hacer? Ah, tú me tienes que apoyar, me tienes que decir que yo
valgo, me tienes que decir que me amas, así me siento segura - . Eso es tomar.
Amarse a uno mismo es dar. Te
invito a cambiar la percepción. Amarse a uno mismo es no ser egoísta, es lo
opuesto, te transforma en un vehículo de amor, y luego podrás dar sin límites.
Yo no tengo límite, no hay límite, es una forma de ser, y uno no se cansa jamás
dando, es inacabable. Y así, vamos disolviendo de nuestra realidad esa
sensación de carencia, de falta, de dependencia del afuera para satisfacer algo
que necesitamos. Y entonces nos transformamos a nosotros mismos y a nuestro
entorno en un fluir generoso y abundante de amor que guiará nuestras acciones,
con el consecuente sentir de auto-realización que se va expandiendo sin
límites, creando una nueva experiencia de vida personal, familiar, social y
global. Te invito a experimentarlo.
Recuerda que aquello en lo que te
enfocas es lo que cobra poder, lo que crece y creas a cada paso. Entonces
intenta, cuando tienes que enfrentar una situación, elegir un cambio de
enfoque, ya que si quieres un resultado diferente, tendrás que hacer algo completamente
diferente. ¿Qué sería esto? En vez de enfocarte en tus temores, inseguridades,
en que te den o te demuestren, da el primer paso con un sí a la oportunidad que
la situación te brinda, para crecer, para experimentarte, para valorar tu
cambio y tu evolución.
Anímate a cambiar esta idea que
tienes de tí mismo y que vas retroalimentando, y verás que, al valorarte,
tendrás una nueva experiencia, recibiendo también la valoración, ya que tu
universo te refleja siempre aquello que estás experimentando. A preparase para
recibirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario