Generalmente asociamos las adicciones
al consumo de sustancias, ya sean cigarrillos, alcohol, drogas, sexo, personas,
compras, pero en realidad somos adictos a una infinidad de cosas: a
comportamientos, a ideas, a emociones, o sea, nuestro "ser adictos a algo"
es nuestra dependencia a ese consumo, a la acción, al sentir o incluso al
pensar.
Por Isha
La dependencia comienza en la necesidad, la necesidad comienza
en una marca que quedó grabada con una emoción, con un recuerdo, con una
sensación. Y es aquí donde estamos separados de nosotros mismos y nos sentimos
separados del amor, o creemos que necesitamos algo más, algo externo a nosotros
para ser felices, para ser amados, para estar en paz.
Cuando somos dependientes de nuestras adicciones creemos que eso
es lo más importante, nos domina la urgencia de satisfacerla, cosa que dura por
un período cada vez más breve, y luego el “quiero más” comienza a escucharse
nuevamente. Pero cuando sanamos la raíz de esa necesidad, la raíz de la
adicción, cualesquiera que ella sea, nosotros mismos y nuestro bienestar, el
amor y la paz interna pasan a ser lo más importante en nuestra vida, y por lo
tanto, cuidamos de ella.
La adicción del tipo que sea siempre lleva a que nos abandonemos
constantemente, y ese abandono es un lugar de separación de nosotros mismos en
el que hay miedo, hay sufrimiento, hay memorias del pasado que nos separan
internamente de ese lugar de amor. Si te enfocas en amarte a ti mismo, en
expandir tu conciencia de la forma que prefieras, eso te permitirá sanar ese
lugar y, como consecuencia, la raíz de estos comportamientos también se sana y
desaparece. Nuestra vida se transforma en un fluir constante, donde abunda el
amor, la alegría, donde experimentas paz interna y la compartes con tu entorno.
En realidad no importa cuál sea tu adicción, lo importante es
que, enfocándote en amarte más, en un SI a ti mismo, puedes sanarla, puedes
conectarte con la raíz de tus miedos y tu sufrimiento, que no te permiten ser
feliz, y transformarla en una fuente ilimitada de paz, de alegría, de
abundancia, de amor que se comparte, que da y que crece expandiéndose más y
más.
¿Es tu adicción el sexo o el romance? ¿O quieres una relación
madura y real? Generalmente me cuentas los problemas, que el otro hace esto, o
no hace aquello, o que esto otro te hace sentir así o asá. Primeramente tienes
que ver si en tu relación estás necesitando tomar todo el tiempo, el amor, la
seguridad, la excitación, el entusiasmo, la distracción, si necesitas consumir
y no puedes estar sin eso. Si fuera así, como con otras adicciones, ve hacia
adentro, recuerda que siempre, en realidad, solo estás en pareja contigo mismo.
Y sí, ya sé, me dirás: - “¡De ninguna manera! ¡yo no soy así!” - y tendrás una
lista de cómo eso no te gusta y de cómo tú no eres así. No te ves, tal vez en
esto que te digo, pero es necesario que vayas más profundo.
Pero veamos, sin apurarnos tanto en negarlo: así como el otro
es, ¿qué te hace sentir? ¿Cuál es el juicio que tienes internamente respecto a
que el otro sea así?
Hay algo seguro: si no te gusta lo que ves externamente, tienes
que removerlo en lo interno, y entonces el espejo cambia, y de pronto crearás
un espejo diferente, un espejo amoroso, una vez que comiences a amarte a ti
misma. No necesariamente quiere decir que cambias de pareja, no, quiere decir
que ahora hay espacio para cambiar, el otro cambiará porque yo cambié.
Todos tenemos esta dualidad, y lo interesante es que hasta que
no llegamos a un determinado nivel de conciencia, uno está reflejando al otro,
porque en realidad, todo es para nosotros, todo es un gran teatro para nuestra
evolución en la que cada uno es el único aquí. De modo que si tienes relaciones
conflictivas en tu familia, ve hacia adentro y empieza a amar ese lugar
internamente, porque lo crearás externamente hasta que desaparezca o hasta que
cambie adentro, hasta que se convierta en amor, porque cuando lo amas
internamente y te adueñas de eso, ya no te afecta más. Lo mirarás con amor y
verás el miedo, el juicio, con amor, pero ya no será tu juicio, ya no hay apego
a que sea así, ya no hay carga, ya se fué de allí dentro de uno, y la ironía es
que esa persona cambia o desaparece, pues ya no la necesitas en tu mundo. Las
personas van a cambiar, crearás nuevas personas y otras personas se irán,
porque ya no te reflejan a tí, o tal vez también evolucionen contigo.
Cuando el amor comienza a expandirse en uno mismo, las
adicciones se van cayendo naturalmente. Y a medida que el sistema nervioso se
limpia y vibra en una frecuencia de energía más elevada, el cuerpo empieza a
rechazar las toxinas físicas.
Entonces, a medida que la conciencia se eleva, las adicciones
comienzan a caer. Y si nos aferramos, sufrimos cada vez más. Por supuesto, en los
viejos tiempos en que solíamos ser como robots, simplemente podíamos cambiar
una adicción en el afuera por otra de diferente forma. Pero ahora que ya no
somos robóticos, la vida comienza a mostrarnos a nosotros mismos, y ya no
podemos ignorar la verdad. Necesitamos comenzar a soltar y encontrar la
plenitud adentro.
Esto puede dar mucho miedo y podemos sentirnos muy inseguros,
pues es como un vacío, sintiendo lo desconocido. Pero una vez que nos abrimos,
la recompensa es ilimitada, porque este salto de fe que significa el confiar en
lo más elevado y mejor, siempre es recompensado por el amor incondicional, y
permite que la ilusión del miedo se disuelva.
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