Acurrucando a ese pequeño llamado miedo.
Mensaje de P’taah. Julio 2013.
Interlocutor: Estoy muy confundido y temeroso. Muchas veces simplemente no se cómo me siento. ¿Cuál es el problema?
P ́taah: El problema son las etiquetas. Las etiquetas. El miedo te hace sentirte tenso. El miedo es malestar. El miedo, ese sentimiento que cuando lo tienes tu cuerpo te lo muestra.
T enéis todo tipo de reacciones diferentes al miedo, pero ciertamente a ninguna de esas reacciones se las define como cómoda. Así que en vez de tratar de ponerle una etiqueta, se consciente que cualquier cosa que no sea alegría, cualquier cosa que no sea amor o juego, la puedes etiquetar con toda tranquilidad como miedo.
Cuando intentas poner etiquetas a tus reacciones,
realmente las estás intelectualizado. No necesitas ponerle etiquetas. Es suficiente con que sepas que estás en una re-acción y esa re- acción no está creada desde el amor.
Cuando estés reaccionando desde el miedo, simplemente detente y comprende que en tu pecho hay un niño o niña, y este bebé, todos los días de tu vida, ha estado en el temor de ser indigno, de no ser suficiente. No importa la forma en cómo se haya manifestado. Todo esto ha ocurrido al poco de nacer.
Además se te ha enseñado lo que está en la conciencia colectiva; y lo has ido arrastrando contigo hasta tu madurez.
No importa lo mayor que seas, la verdad es que ese pequeño está vivo te dirige y te controla. Todo eso es necesario, es para que estreches a este pequeño niño o niña , lo estreches en tus brazos y le recuerdes cuánto lo amas.
¿Recuerdas la práctica? Dices “Amado de mi corazón, te amo absolutamente. Te he abandonado y te he traicionado, porque no sabía. Sin embargo la verdad es que estamos unidos por siempre, tú y yo, en este lugar seguro y maravilloso, este mundo; y nunca más te dejaré de nuevo. No te abandonaré nunca. Te amo, Te amo”. (Pausa)
¿Y sabes? Algo extraordinario sucede cuando abrazas a este pequeño. El mero hecho de que te
hayas detenido y con los brazos del amor y la compasión hayas acogido a este bebé, aquél que se
llama miedo y lo hayas acurrucado en tu pecho con amor, has transformado la energía
instantáneamente y automáticamente. Automáticamente. (Pausa). Es así de simple. (Pausa)
¿Contesta esto tu pregunta, querido?
Interlocutor: Si gracias. Si alguno de nosotros sería capaz de abandonar nuestro ego y todos nuestros miedos, ¿no estaría en el cielo?
P’taah: Ah querido..., ciertamente estarías en el cielo. Y te decimos esto: No vas a abandonar nada ¿mmm? Ego es otro nombre para el miedo. Mientras más intentas reprimirlo, controlarlo y manipularlo, más serás manejado por ello.
Una de las razones por la que te hemos dado la visualización del miedo siendo un bebé, es porque cuando piensas en los miedos que te manejan, que controlan tu mundo, cuando piensas en tu vida y piensas, “Dios mío, mira lo que tengo que cambiar antes de que pueda iluminarme”, lo relacionas con una gran montaña que tienes que superar de un solo salto. Ese pensamiento es muy descorazonador. Cuando te sientes bien dices: “Si, puedo hacerlo” Cuando estas triste piensas: “Dios mío, es demasiado difícil. Nunca seré capaz de llegar allí”
Bueno queridos, no es una gran montaña y no tienes futuro. Sólo tienes el ahora y el cómo te sientes en este momento. No hay ninguna montaña que escalar. Sólo hay el ahora y hay un bebé en tu corazón y a veces se olvida de la verdad más grande.
Cuando suceda en tu vida diaria algo que haga que se active esa emoción del miedo, entonces detente en ese momento y lidia con ello. Mientras lo abrazas y lo envuelves con tus brazos en tu mente, mientras ves a este niño desolado, con el corazón roto y lo acurrucas en tu pecho, entonces en ese momento has cambiado la energía. Te has vuelto a ubicar, en el lugar del amor. El miedo simplemente se arremolina en la luz de la Diosa/Dios que eres, en ese instante es transformado y tú estás centrado y fuerte, listo para tomar la próxima hilarantemente creativa decisión en tu vida, te traiga lo que te traiga.
Que sepas que no puedes tomar ninguna decisión errónea. Todas las decisiones son válidas. No hay correctos ni incorrectos. Cualquiera que sea la elección que tomes te traerá cierto tipo de
Interlocutor: Si gracias. Si alguno de nosotros sería capaz de abandonar nuestro ego y todos nuestros miedos, ¿no estaría en el cielo?
P’taah: Ah querido..., ciertamente estarías en el cielo. Y te decimos esto: No vas a abandonar nada ¿mmm? Ego es otro nombre para el miedo. Mientras más intentas reprimirlo, controlarlo y manipularlo, más serás manejado por ello.
Una de las razones por la que te hemos dado la visualización del miedo siendo un bebé, es porque cuando piensas en los miedos que te manejan, que controlan tu mundo, cuando piensas en tu vida y piensas, “Dios mío, mira lo que tengo que cambiar antes de que pueda iluminarme”, lo relacionas con una gran montaña que tienes que superar de un solo salto. Ese pensamiento es muy descorazonador. Cuando te sientes bien dices: “Si, puedo hacerlo” Cuando estas triste piensas: “Dios mío, es demasiado difícil. Nunca seré capaz de llegar allí”
Bueno queridos, no es una gran montaña y no tienes futuro. Sólo tienes el ahora y el cómo te sientes en este momento. No hay ninguna montaña que escalar. Sólo hay el ahora y hay un bebé en tu corazón y a veces se olvida de la verdad más grande.
Cuando suceda en tu vida diaria algo que haga que se active esa emoción del miedo, entonces detente en ese momento y lidia con ello. Mientras lo abrazas y lo envuelves con tus brazos en tu mente, mientras ves a este niño desolado, con el corazón roto y lo acurrucas en tu pecho, entonces en ese momento has cambiado la energía. Te has vuelto a ubicar, en el lugar del amor. El miedo simplemente se arremolina en la luz de la Diosa/Dios que eres, en ese instante es transformado y tú estás centrado y fuerte, listo para tomar la próxima hilarantemente creativa decisión en tu vida, te traiga lo que te traiga.
Que sepas que no puedes tomar ninguna decisión errónea. Todas las decisiones son válidas. No hay correctos ni incorrectos. Cualquiera que sea la elección que tomes te traerá cierto tipo de
experiencia. Cuando sea alegre, sigue con esa emoción. Cuando no sea así, detente y abrázala.
¿De acuerdo querido?
Namasté.
Jani King /P'taah
www.Ptaah.es
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