Joan Antoni Melé, banquero ético
Dinero y conciencia
Al filo de la edad de jubilación,
dejó su trabajo. Su conciencia no le dejó seguir ni un día más para cobrarla:
se despidió del banco en que trabajaba y se fue a casa. Su esposa le respaldó,
pese a la renuncia económica. Pero ganó paz interior. Decidió que sería
banquero sin traicionar sus principios, y se implicó en la llamada banca ética:
hoy es alto cargo de Triodos Bank (www.triodos.es), que sólo invierte en
empresas que ayuden a mejorar la vida de las personas. Renuncia al beneficio
rampante, evita los riesgos de la especulación y se va a la cama sabiendo que
su dinero es útil a la sociedad. Lo explica en el libro Dinero y conciencia (Plataforma), subtitulado ¿A quién sirve mi dinero?
Qué hace mi banco con mi dinero?
Invierte en industria armamentística.
Es una industria muy española, por otra parte.
Tenemos fábricas, ¿no?
De minas antipersona, luego de bombas
de racimo... Pregunté a un banquero por qué invertíamos en armas, y me dijo:
"Es que si no lo hacemos nosotros, lo harán otros". ¿Qué argumento es
ese?
Califíquelo.
Supone anteponer la codicia a
cualquier otro principio. Contraviene mi conciencia: por eso dimití del banco
en el que trabajaba.
¿Qué banco era?
Da igual, he sido bancario durante 30
años, y todos hacen lo mismo: compiten por maximizar sus beneficios y hacen
barbaridades.
¿Qué barbaridades?
Ingeniería financiera, especulación,
economía de casino, fondos estructurados en los que ya no sabe en qué se
invierte el dinero.
Todo legal, sin embargo.
Sí, y eres corresponsable si sólo
buscas que tu banco te ofrezca unos euros más de rentabilidad... sin
preguntarte cómo lo consigue.
Explíquemelo usted.
Acabas financiando explotación
infantil, industrias contaminantes... Un amigo ecologista se manifestaba contra
una industria contaminante. "¡Si estás financiándola con tu dinero, tu
banco invierte ahí!", le dije.
¿Mi banco también?
Eso le dije a los del 15-M:
"Cuando parecíamos prósperos, ¿dónde estabais? ¿Por qué no ocupabais las
plazas por los pobres del mundo?". Nos quejamos sólo cuando nos toca a
nosotros. ¡Lo primero es cambiar uno!
¿Algún otro ejemplo?
Si vas a una manifestación por la
paz, ¿por qué dejas tu dinero en una caja o banco que acaba financiando armas o
contaminación?
¿Me guardo el dinero en un calcetín?
No, porque el dinero es la sangre del
organismo social: muévelo para que alimente proyectos útiles a la sociedad.
¿Usted lo hace?
Ahora trabajo en un banco que mete su
dinero en escuelas e instituciones culturales, en empresas de energías
renovables, en agricultura biodinámica, bioconstrucción, en proyectos de
interés social. Ya no me traiciono.
¿Banca ética?
Banca con principios. Los directivos
cobramos un sueldo y punto. Los beneficios son para invertirlos, no para
repartírnoslos nosotros. Nada de incentivos por resultados.
Pero los incentivos estimulan, ¡no?
Acaban estimulando a esos directivos
a inventarse trucos para conseguir beneficios a toda costa, ¡y de ahí las
barbaridades!
Algunos banqueros han arruinado a sus bancos y se han retirado
forrados.
Acabemos ya con esa impunidad y
exijámosles responsabilidades.
¿Damos dinero público a los bancos?
Sólo si el Estado fiscaliza la
gestión de ese dinero. O todo seguirá igual: ¡los bancos han seguido
especulando con ese dinero de todos! Opino que dejar caer algún banco hubiese
servido de escarmiento al resto.
¿Cuántos clientes tiene su banco?
Ahora unos 60.000: se han duplicado
en un año y se duplicarán el año que viene.
¿Cómo sé que su banco no especula?
Cada céntimo se audita, cada
inversión se pública en la web, nos obligamos a una transparencia radical.
Analizamos al dedillo cada inversión, y las condicionamos.
¿A qué condiciones se refiere?
Prestamos dinero a unas escuelas,
pero exigimos que los menús del comedor de los niños fueran de alimentos
ecológicos.
Pero ustedes quieren ganar dinero.
Hemos rechazado depósitos importantes
porque dudábamos de su procedencia. Queremos tener la conciencia tranquila,
beneficiar a la sociedad, y no ganar por ganar.
¿Es su banco tan solvente como otro?
Nuestro "rating de
solvencia" es de 14, superior al de los bancos grandes, que es de 8.
¿Y cómo lo consiguen?
Es que no apostamos, no jugamos a la
ruleta rusa: sólo invertimos en economía real y nada en economía especulativa.
Eso hace mucho más segura cada inversión, y además las seguimos muy de cerca.
Por todo esto nuestro índice de morosidad es muy bajo.
¿Qué pasaría si su banco fuera grande?
Que nuestra sociedad cambiaría.
¿A partir de qué tamaño sucedería?
Con dos millones de impositores, la
sociedad sería otra: las personas estarían por delante de los números. La
especulación es el cáncer de nuestro tiempo.
¿Cómo extirparlo?
Crecer por crecer es destructivo. Es
hora de cambiar la globalización de la economía por la globalización de la
conciencia.
¿Y cómo se hace eso?
Enseña a tus hijos que no se trata de
ganar dinero, sino de ganar la vida. Sustituyamos consumo material por consumo
espiritual.
¿Espiritual?
Sí, llenemos la vida de amigos,
conversaciones, libros... Prioricemos la cultura, el respeto al medio ambiente.
¡Demos sentido a todo lo que hagamos! Admiremos a los buenos por encima de los
listos.
No es fácil.
Ya, pero que no nos pase que por
pensar que podemos hacer poco, acabemos por no hacer nada.
¿Su prédica hará cambiar de prácticas a los demás bancos?
No lo creo: que hagan lo que quieran,
¡pero será sin mi dinero
No hay comentarios:
Publicar un comentario