Nota: la palabra “pinche” es de uso
coloquial y en ocasiones peyorativo en México principalmente, no siendo así en
algunos otros países de América Latina. Juan Matus era mexicano, de ahí su
expresión hacia el tirano.
Un(a) pinche tirano(a) es aquella
persona que sin motivo aparente lastima,
tortura, humilla, ofende y hiere de forma constante a un guerrero o a una guerrera hasta causar su muerte. Fue gracias a todo el sufrimiento que soportó cuando joven en manos de un capataz, que Juan Matus le pudo enseñar a Carlos Castaneda* la cualidad de encontrar el lugar y el momento adecuado para todas las cosas.
tortura, humilla, ofende y hiere de forma constante a un guerrero o a una guerrera hasta causar su muerte. Fue gracias a todo el sufrimiento que soportó cuando joven en manos de un capataz, que Juan Matus le pudo enseñar a Carlos Castaneda* la cualidad de encontrar el lugar y el momento adecuado para todas las cosas.
Resulta que el indio Juan, ingenuo
para ese entonces, fue engañado por un par de capataces para que trabajara en
una hacienda bajo las órdenes de uno de ellos y desde el primer momento el
capataz le hizo entender de la peor manera quién mandaba. Juan Matus era
obligado a trabajar de forma salvaje y era castigado constantemente sin que
hubiera el menor motivo para ello. Es esta la principal característica de un
pinche tirano: ataca y castiga sin que su víctima tenga idea del porqué.
Arremete sin que haya provocación aparente hasta matar. Así transcurrió el
tiempo hasta que un día intentando escapar, el indio fue balaceado por el
capataz, quien de inmediato lo dio por muerto.
En ese mismo lugar, Juan fue
rescatado por su benefactor, quien curó sus heridas y lo cuidó hasta que pudo
hablarle con sinceridad. “Debes regresar allí, le dijo; ese capataz es un
tesoro.” (Cuando leí eso me pregunté: ¿Un pinche tirano es un tesoro? Vaya
descubrimiento!).
Y entonces con toda una estrategia
de por medio, Juan Matus regresó. Con una conciencia diferente aguantó de nuevo
toda suerte de vejámenes y malos tratos, estudiando los puntos débiles del
pinche tirano, actuando con estrategia y esperando el momento perfecto para
darle caza. El final de esa historia es que el capataz herido en su orgullo y
en su ego, persigue más despiadadamente aun al indio y es precisamente en una
de las trampas que le tiende en los establos, que un caballo acaba con su vida,
mientras Juan observaba la escena.
Debajo de la categoría de “pinche
tirano” está la de “pinche tiranito” que es aquel que no busca exactamente la
muerte física de su víctima, sino enojarlo, herirlo, golpearlo, mancillarlo,
empequeñecerlo lenta y dolorosamente.
Pero un pinche tirano es un tesoro
y pobre de quien no encuentre uno o una. Yo tuve la fortuna de encontrarme con
una “pinche tiranita”, y fue gracias a ella como lancé mi carrera, fue gracias
a ella que cambié mi vida y descubrí mi verdadera esencia. Esto fue algo que
logré sin violencia, sin contraataque, sin estrategia. Lo hice sanando dentro
de mí, la parte que la contenía a ella, mientras pronunciaba: te amo, lo siento, perdóname y gracias cada vez que la veía, la escuchaba
o la recordaba, a veces con lágrimas en mis ojos. Ahora la recuerdo con
gratitud porque sin ella yo jamás habría alcanzado el nivel de conocimiento que
poseo.
Escribiendo esto recuerdo que una
amiga entró a trabajar en una empresa del gobierno, donde a diario era
maltratada por su compañera de trabajo y jefa inmediata; una mujer sufrida y
llena de dolores que jamás dejaba de atacar como si una deuda de almas estuviera
pendiente, lo que en parte y en muchos casos es verdad. Pero ella no contaba
con el entrenamiento espiritual de mi amiga, la cual comenzó a “desactivarla”
pidiéndole perdón y dándole gracias cada vez que la escuchaba. (Esto no siempre
es posible y quiero dejarlo en claro contigo, perdonar y agradecer mientras
eres humillad@ es casi un imposible para cualquier ser humano y no quiero que
te culpes si no logras resolverlo de esta manera. Si reaccionas mal, si
respondes, si gritas, si te alteras el doble que tu tirana, apruébate y sigue
adelante. Todo es una lección de vida incluso el enojo).
El caso es que pasó algún tiempo,
mi amiga encontró un nuevo trabajo y dejó atrás todo lo sufrido con su jefa.
Pero habiendo transcurrido unas semanas, sonó el teléfono de su casa, y era
ella, su jefa quien la llamaba de nuevo, pero esta vez no era para ofenderla
sino para pedirle perdón por todo lo que le había hecho. Y lo hizo de una
manera tan sentida, que mi amiga le respondió que todo estaba perdonado de
antemano, que todo estaba bien entre las dos. La mujer colgó el teléfono en
paz. Una pinche tiranita había sido desactivada.
El pinche tirano o tiranito no es
más que un programa de la mente subconsciente y se instala en algún momento del
tiempo en seres humanos, animales, objetos o situaciones y se desinstala cuando
la divinidad lo cree pertinente. Hay muchas formas de desinstalarlo y es esa
que tengas a tu alcance la que es perfecta. No la mía, no la que te comentan,
no la que te cuentan, sino esa que surge cuando estás soportando un gran peso
sobre tus hombros. Si al inicio, a través o después de caminar por ese pasadizo
oscuro logras decir un TE AMO para ti, lograrás una transformación total. El
punto clave para que recibas los regalos de un pinche tirano es declararlo
inocente como ser humano y localizar en la memoria que te une a él, la raíz de
tu dolor.
Ahora sé que si Juan Matus no
hubiera conocido a su tirano, los libros de Castaneda jamás se habrían escrito
y tú no habrías leído esto. Entonces, pobre de ti, si todavía no encuentras a
tu pinche tiran@ o tiranit@ y pobre de ti, si encontrándol@ l@ desaprovechas.
Tres libros de Carlos Castaneda
hacen referencia al tema del pinche tirano: “Las enseñanzas de don Juan”,
“Viaje a Ixtlan” y “El fuego interno”.
Gracias por leerme.
© Todos los derechos reservados. Vivi Cervera
2013.
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