La conciencia es lo único real, ya que lo es todo,
aquello que es común a todo. Muchos le dan otros nombres; a mí
me gusta llamarlo amor-conciencia.
Todos tenemos diferentes aspectos y la única
diferencia entre cada uno es su distinta vibración. Están los
aspectos de vibración lenta, por ejemplo el miedo, y los actos de
vibración
más
baja: violencia, guerra, prejuicios, cualquier cosa basada en carencia, en la
falta de algo. Luego comenzamos a elevar esa vibración lenta de
vuelta a su naturaleza original, y todo se transforma en eso: en la frecuencia
elevada del amor.
Todo siempre se eleva hacia la vibración
más
alta, y el intelecto pelea, porque quiere tener el control, y quiere que todo
siempre tenga una explicación. Pero la conciencia viene del
corazón,
viene de la omnisciencia, del absoluto.
Y desde la conciencia, la condición
humana comienza a ser expresada en su forma más elevada, en ese ideal que
tenemos de cómo un maestro tendría que ser, en esa persona que
creemos que tendríamos que ser. Y entonces comenzamos a transformarnos
en eso.
La vulnerabilidad y la emoción son el lenguaje del corazón.
Cuando me muestro vulnerable mi corazón está abierto para
dar y para recibir, no se protege falsamente con máscaras o con
engaños.
Cuando te atreves a ser vulnerable vas más allá de tu zona cómoda,
entras en lo desconocido, sueltas el control, enfrentas el miedo al rechazo, y
pones tu propia verdad por encima de la necesidad de complacer a los demás.
La vulnerabilidad es el acto más elevado de amor a uno mismo,
la clave para liberarse de la codependencia y de la débil muleta
que es la aprobación externa. Haz la prueba. Tal vez descubras la
belleza singular que se encuentra en esos lugares tuyos que habías
aprendido a evitar.
A medida que recorres el camino hacia el despertar, no
confundas la entrega, la rendición, con la pasividad. No pienses
que el abrazar este momento, aceptando lo que viene, significa sentarse a
esperar que todo te caiga del cielo. La vida no funciona así,
tú
tienes que poner las cosas en movimiento. Simplemente dando vueltas y esperando
que sucedan, lo que se genera es inercia y estancamiento. Muchas personas se
quedan en ese espacio de pasividad. Entonces, cuando nada sucede, se sienten
como víctimas
porque sus expectativas no se cumplieron. La cosa es que no hay garantías
cuando cultivas la confianza en ti mismo.
¿Y cómo confías? Confiando, atravesando los
miedos y dejando de protegerte y de controlar. Confías eligiendo
una y otra vez abrazar la vida en lugar de resistirte a ella, y al hacerlo, te
das cuenta que lo mejor está siempre viniendo hacia tí,
aunque no lo parezca en ese momento.
Una vez que habitas en el amor-conciencia no hay nada que no
puedas hacer, porque te sientes seguro dentro de ti mismo. Esa sensación
de seguridad es lo más importante que te puedes dar a ti mismo, debido a
que mereces el amor, mereces brillar.
Si te enfocas en la apreciación, en el amor y en la gratitud,
vas dejando ir las adicciones, las limitaciones, y te abres a dar en forma
abundante. Así será de abundante tu experiencia de
paz, de dicha, de belleza y de amor.
Isha
No hay comentarios:
Publicar un comentario