Es muy común que durante el día nos enfrentemos a una seguidilla de acontecimientos que nos llevan a sentirnos víctimas de injusticias, llenos de rabia o de tristeza, explotando frente a situaciones que no podemos controlar y que nos llevan a padecer tan aborrecido lugar
Lo injusto realmente nos mueve, y es más, ¡parece mover el mundo! Pero en realidad, podemos transformar esta misma indeseada situación en el regalo más grandioso. Y tú pensarás, al leer esto: “¡¿La injusticia, un regalo?!”. Sí, justamente. Y es porque lo que realmente nos mueve hasta lo más profundo, llenándonos de ira, de impotencia, de dolor, de indignación, de un cúmulo de sentimientos - por ejemplo, después de haber padecido alguna injusta acusación - es que ahora tienes que probar que eres inocente, que eso que sucedió, en realidad no fue así.
Yo te pregunto en este momento: ¿Cuántos episodios de injusticia has vivenciado personalmente, o cuántas veces has sentido indignación porque, a través de los medios,
te has enterado del sufrimiento o de injustas situaciones que padecen otros vecinos de la ciudad, del país, del mundo?
Juguemos a usar esto para convertirlo en un regalo de transformación y un aliado para tu crecimiento interior. Después que hayas confeccionado esta lista, pregúntate: “¿Qué es lo que me provoca esto? Realmente, de verdad ¿qué me mueve emocionalmente?” Y entonces te conectas. No hablo aquí de la necesidad de responder peleando, o en contra de eso que activa la injusticia, sino de lo que ese hecho te hace sentir. Entonces, luego de preguntarte: “¿Qué me provoca eso?” “¿Cómo me siento con eso?”, mueves la carga emocional y vas, con ese sentir, lo más profundo que te sea posible, dentro de ti.
Si quieres justicia tal vez sea mejor que vayas a vivir a otro planeta, porque en este mundo no creo que la encuentres. Este mundo no es justo y nunca va a ser justo, porque la justicia es siempre una percepción que puede ser manipulada y cambiada en cualquier momento por aquellos que tengan el poder de algún tipo. Todos saben eso. Entonces, si estás apegado a tener razón y a que las cosas sean justas, vas a sufrir.
¿Qué hacer realmente frente a esto? De lo que en verdad te estoy hablando es de aquello que está más allá y más profundo que un pelear, luchar, reprimir, controlar o armar otra guerra para defender tal o cual situación. Y no quiero decir que haya que dejar de actuar frente a ciertas situaciones, te estoy compartiendo cómo usar todo en forma personal, individual e interna, para aportar a la transformación externa y crear un mundo alineado con la paz, el amor y el bienestar total de todos los seres humanos.
Frente a lo que sea que suceda, si eres vulnerable en lugar de protegerte y reaccionar, si vas hacia adentro y sientes lo que te sucede, podrás liberar la tensión y podrás transformar y aportar desde la claridad, desde la armonía interior, y cambiar, en lugar de reaccionar desde esa necesidad de tener razón.
Verás cómo, esa necesidad de que los de afuera te entiendan, que todo sea justo y equitativo, va a empezar a irse, y muy pronto comenzarás a experimentar mucha libertad interna. Podrás ver cómo vas limpiando una de las razones por las que, tanto tú como todos los seres humanos, pelean, y esto es la necesidad de tener razón. Porque sentimos que, si no es así, si el afuera no está de acuerdo con nosotros, si el otro no aprueba aquello que nosotros creemos, nos están negando. Sentimos que no somos valorados.
Esto es lo mismo que sucede en muchos núcleos familiares, o con compañeros de trabajo, incluso en situaciones en la calle. Si alguien con quien se comparte una idea no está de acuerdo, no la aprueba, nos sentimos negados, desvalorizados, y comenzamos a pelear. Encontramos eso a diario en nuestras ciudades y en el mundo. Grupos diferentes que salen a protestar y marchar por distintas causas, algunas muy válidas y elevadas, pero que finalmente, terminan en situaciones de violencia.
Entonces, ¿qué aprendemos al tomarlo como algo que nos ayude a limpiar y descargar lo que hemos acumulado internamente? Logramos que los lugares de inseguridad que acarreamos en forma silenciosa y autodestructiva se vayan armonizando, que deje de haber una dinámica entre defensa y pelea, para poder cultivar un lugar más profundo de paz interior que nos llevará a decisiones de paz exterior también. Bien,
A disfrutar los resultados de estos regalos que lo cotidiano nos da!
Hasta entonces.
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