La violencia escolar, el denominado bullying, es un efecto secundario de la naturaleza jerárquica de nuestra cultura, en la cual el pez grande se come al chico, y sostenemos la idea de que el más fuerte siempre gana. Es triste pensar que tantos niños sean maltratados por sus compañeros, pero la violencia escolar es una expresión de nuestra cultura como un todo y, por tanto, no puede ser erradicada solamente trabajando en las escuelas. El problema más amplio debe ser encarado ya que está relacionado en gran parte con la idea de la sociedad de que debemos "encajar".
Los niños están en pleno proceso de explorar sus propias identidades, de descubrir
quiénes son y quiénes quieren ser. Por lo tanto, rápidamente adoptan tendencias culturales e ideas sobre cómo deberían lucir y comportarse. Como un juego exploratorio eso está bien, pero el rechazo que reciben de su entorno cuando no siguen la corriente, se debe a una sociedad regida por la necesidad de aprobación exterior, la cual en sí misma está construida sobre nuestra falta fundamental de amor propio.
Aumentar la conciencia de uno mismo es la clave para poner fin a toda discriminación, incluyendo la violencia escolar. En los patios de recreo alrededor del mundo se realizan mini guerras cada mañana, donde diferentes grupos se juntan como una potencia, eligiendo a grupos minoritarios como blanco para su agresión. Sabiendo esto, ¿cómo nos puede sorprender que a nivel global las naciones entren en guerra?
quiénes son y quiénes quieren ser. Por lo tanto, rápidamente adoptan tendencias culturales e ideas sobre cómo deberían lucir y comportarse. Como un juego exploratorio eso está bien, pero el rechazo que reciben de su entorno cuando no siguen la corriente, se debe a una sociedad regida por la necesidad de aprobación exterior, la cual en sí misma está construida sobre nuestra falta fundamental de amor propio.
Aumentar la conciencia de uno mismo es la clave para poner fin a toda discriminación, incluyendo la violencia escolar. En los patios de recreo alrededor del mundo se realizan mini guerras cada mañana, donde diferentes grupos se juntan como una potencia, eligiendo a grupos minoritarios como blanco para su agresión. Sabiendo esto, ¿cómo nos puede sorprender que a nivel global las naciones entren en guerra?
La violencia escolar es una manera en la que niños que están experimentando situaciones dolorosas en casa, pueden desfogarse. Quizás sientan miedo y frustración después de un divorcio conflictivo, o ira y auto desprecio debido a la violencia familiar, o un sentido de rechazo generado por la ausencia de sus padres adictos al trabajo. Los niños no saben qué hacer con estos sentimientos debido a que las emociones consideradas negativas son en su mayor parte ignoradas por nuestra sociedad y a que nuestro sistema educativo actual prácticamente no ofrece educación emocional alguna.
Es fundamental que los niños aprendan a liberar sus emociones de manera saludable y sin violencia y a tomar responsabilidad por sus propios sentimientos en lugar de desquitarse con sus compañeros. Si podemos enseñar a una generación de niños a ser responsables, desde edad temprana, por sus emociones y sentirse libres de exponerlas en lugar de proyectarlas sobre otros estudiantes, imagina lo que significaría para este mundo a gran escala: las naciones tomando responsabilidad por sus emociones en lugar de necesitar aplastar a sus enemigos en la guerra.
La violencia escolar es también una manera en la que aquellos niños que no pueden aceptarse a sí mismos como son, intentan demostrar su valía al mundo. Al menospreciar a los que son diferentes a ellos, señalando a ciertos niños como inadecuados, refuerzan sus sentimientos de validez e importancia. En una sociedad consciente, cada matiz del individuo estaría aceptado. No habría segregación rígida por preferencia, raza o característica alguna, ni tampoco se celebraría a un tipo de persona mientras otras se consideran socialmente inaceptables. Solo habría un gran caminar juntos con inclusión y diversidad.
Esta es una invitación a sentir, a expresar, a comunicar y dialogar y sobretodo a escuchar, cultivando un ambiente de confianza mutua en casa y en la escuela, para que todos se sientan libres y puedan hablar, pues para todos la vida es de gran importancia, y así trabajando en conjunto podremos evitar la violencia escolar.
Con amor,
Isha
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