Cuando no me amo a mí mismo, todo se confunde a mi alrededor.
Llegan las señales y las desatiendo,
priorizando la voz del ego antes que la del corazón.
Cuando no me amo a mí mismo pierdo
la serenidad con facilidad.
Me dejo llevar por las emociones que nacen del enfado.
El enfado surge en mí al desatenderme,
Al decir sí cuando quiero decir no.
Cuando no me amo a mí mismo regresan los conflictos a mi realidad.
Atraigo desamor.
Otras personas me faltan al respeto, tal como me falto yo.
Cuando no me amo a mí mismo me pesa la soledad.
Busco afuera lo que ya está en mí
y me doy de bruces con un muro, una y otra vez.
En realidad soy amor.
No necesito que nadie me complete.
Si conecto con el amor que hay en mí,
si reconozco mi grandeza, mi belleza, mi valía,
me siento orgulloso de mí mismo, dejo de luchar contra mí,
y así emano alegría y seguridad,
que acaban siendo el mayor atractivo para los demás.
Cuando me amo a mí mismo me convierto en mi mejor amigo,
en la persona que cuida de mí.
Me ofrezco cariño y respeto
y me doy cuenta de que pasar tiempo conmigo,
escucharme, sentirme, descubrir quién soy
es una aventura magnífica que me lleva hasta la felicidad.
Llegan las señales y las desatiendo,
priorizando la voz del ego antes que la del corazón.
Cuando no me amo a mí mismo pierdo
la serenidad con facilidad.
Me dejo llevar por las emociones que nacen del enfado.
El enfado surge en mí al desatenderme,
Al decir sí cuando quiero decir no.
Cuando no me amo a mí mismo regresan los conflictos a mi realidad.
Atraigo desamor.
Otras personas me faltan al respeto, tal como me falto yo.
Cuando no me amo a mí mismo me pesa la soledad.
Busco afuera lo que ya está en mí
y me doy de bruces con un muro, una y otra vez.
En realidad soy amor.
No necesito que nadie me complete.
Si conecto con el amor que hay en mí,
si reconozco mi grandeza, mi belleza, mi valía,
me siento orgulloso de mí mismo, dejo de luchar contra mí,
y así emano alegría y seguridad,
que acaban siendo el mayor atractivo para los demás.
Cuando me amo a mí mismo me convierto en mi mejor amigo,
en la persona que cuida de mí.
Me ofrezco cariño y respeto
y me doy cuenta de que pasar tiempo conmigo,
escucharme, sentirme, descubrir quién soy
es una aventura magnífica que me lleva hasta la felicidad.
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