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lunes, 28 de agosto de 2017

Solo el amor sabe. Por Viví Cervera

Es tan humano y natural querer resolver nuestros asuntos pendientes a través del pensamiento. Es tan aparentemente lógico dedicarnos a pensar y a pensar y a pensar sobre cómo solucionar aquello que nos preocupa, que inconscientemente lo hacemos. Parece que tenemos tatuado que problema es igual a solución con exceso de pensamientos. Es automático. Pero ¿qué pasa en realidad? ¿puede el pensamiento arreglar las diferentes situaciones que vemos como un problema?
La respuesta es no.
Pero usualmente la información incorrecta elige por nosotros, y eso nos trae más de lo que no queremos.
Introducirte en el mundo de los pensamientos para solucionar tu vida, es sumergirte en mundos de recuerdos tuyos y en mundos de recuerdos compartidos con el resto de humanidad. Los pensamientos son eso mismo, recuerdos cuya procedencia desconoces. No son nada nuevo. Por eso pensar es recordar. Y recordar es volver a lo antiguo, a lo que creó el problema, a lo que anhelamos soltar.
Cuando piensas, le dices a tu ser que tú tienes la solución, y que puedes conseguirla fácilmente entre ese montón de datos viejos (que ve a saber de quién son, o a quién le pertenecieron), y que finalmente te hará feliz. Sin embargo, nada de eso es real.
La única salida que yo he encontrado es apartándome, haciendo silencio, o vistiéndome solo con te amos o con gratitud, para darle entrada al más grande poder que tenemos, que es el amor. Este amor es la energía que impregna a todas las cosas, y la materia prima de la cual estás hecha. Es el material con el que trabaja el universo. Y eso es lo que te gusta sentir.
Así aparece la solución que es perfecta. Y con ella lo que he de hacer. Solo sucede.
Entonces, ahora que descubriste o recordaste, que eres el amor mismo, y que por ello puedes aceptar tus oscuridades, quizás desees decirle a todo ese montón de pensamientos que anhelan tu atención, que estás agradecida por la oportunidad de soltarlos, que los amas. Con tus propias palabras. No requieres mucho.
Y ya enfocada, quizás puedas verlos partir, como globos que se disolverán en el sol.
Así que podrás decirte: GRACIAS. Una y otra vez. (O cualquier otra palabra que exprese amor propio).
Siempre, en la medida de tus posibilidades, cuando te sientas tentada a pensar, o a intentar solucionar las cosas a través de los recuerdos dolorosos, suelta, que solo el amor sabe. Agradecer es una de las tantas maneras de amar.
Notarás que tienes demasiadas cosas por agradecer. Notarás que no te alcanzará esta vida, ni siquiera si comienzas ahora.
Gracias por leerme.
Viví Cervera

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